Todos sabemos que no somos tan guapos como nuestra foto de perfil de Facebook ni tan feos como salimos en nuestro IFE. Sin embargo, a la hora de presumir, nos encanta postear en la red social todo lo que hacemos, no hacemos, decimos, opinamos, comentamos y demás actividades relevantes e irrelevantes de nuestra vida cotidiana. La pregunta es, ¿qué tan narcisistas nos volvemos cuando de construir nuestro perfil se trata?
La verdad es que Chuchito de Facebook no es el mismo Chuchito de la vida real. Como podemos filtrar la información que colocamos en nuestro perfil, normalmente editamos todo para presentar “nuestra mejor cara” ante el mundo virtual, el problema es si esa “versión mejorada” nos la creemos y tomamos como la real.
Catalina Toma, miembro de la universidad de Winsconsin-Madison, decidió llevar a cabo un experimento para comprobarlo, por lo que le solicitó a 159 estudiantes que navegaran ya sea en su perfil o en el perfil de un amigo durante cinco minutos. Transcurrido este tiempo, los estudiantes debían completar dos pruebas: una medía su autoestima al medir qué tan rápido podían asociarse a una lista de adjetivos positivos y negativos; la otra era una prueba matemática en la que los individuos debían contar del número mil 978 hacia atrás en intervalos de siete números tan rápido como pudiesen.
Toma revela en la revista Media Psychology que los estudiantes que navegaron dentro de su propio perfil demostraban un autoestima mayor al del otro grupo. Sin embargo, al medir el desempeño matemático, estos estudiantes fueron 15% más lentos en su conteo.
Para explicar esto, la autora sugiere que el aumento en autoestima provocado por los perfiles de Facebook provoca que los individuos se vuelvan auto-complacientes; reduciendo esfuerzos por probar su valía en otros ámbitos. ¿Tú crees?
http://quo.mx/2013/06/03/expediente-q/ver-tu-facebook-es-malo-para-el-cerebro
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