CUANDO LOS OCCIDENTALES MIRAMOS PARA EL OTRO LADO: EL GENOCIDIO DE RUANDA
No debemos olvidarnos de lo que sucedió en Ruanda. Mucho menos ahora, que el presidente Obama dijo estar “dispuesto a intervenir en el Congo y en la República Centroafricana si esos estados lo solicitan”.
Se estima que más de 800.000 ruandeses fueron masacrados en sólo 100 días durante el genocidio de 1994. Hasta hoy se siguen llevando a cabo juicios para hacer pagar a sus responsables.
La primavera de 1994.
Ruanda es un país conformado por dos etnias, el 85% de su población corresponde a Hutus, y el otro 15% restante a la minoría Tutsi, etnia que compone la elite tradicional.
En abril de 1994, el avión en que viajaba el presidente del país, de origen Hutu, fue derribado. Fue así como miembros del gobierno, incluido el Primer Ministro, organizaron la matanza sistemática de los tutsis por todo el país.
En las carreteras se establecieron puntos de control, en los que se mataba a todos quienes tuvieran una identificación Tutsi. Una vez corroborada la información, eran asesinados a disparos o simplemente a machetazos. Además de las milicias, habrían sido los propios pobladores los que llevaron a cabo cada una de las muertes, asesinando inclusive a los hutus que se negaron a tomar parte en el genocidio. Miembros de la iglesia también formaron parte de esta masacre, entregando a los tutsis refugiados a manos de sus verdugos.
El genocidio sería el resultado de una venganza.
Si bien es cierto que los extremistas hutus mataron a más de 800.000 tutsis la primavera de 1994, fuentes oficiales indicarían que antes del genocidio, 200 mil campesinos hutus fueron asesinados a manos de los Tutsis. Dichos campesinos habrían sido masacrados y a muchos de ellos les sacaban sus intestinos y los ataban con ellos para generar pánico en la población. De esta masacre nunca se habló.
Se especula que el interés por controlar la región por parte de EEUU y el Reino Unido, fue lo que los hizo convertir en víctimas a la minoría tutsi. De este modo pudieron convertir a los tutsis, una casta militar, en su aliado más poderoso, entregándoles formación y armamento militar y financiándolos a través del Banco Mundial y el FMI. A los hutus en tanto, les quitaron sus armas, volviendo la contienda desigual.
Según afirmó el ex secretario de la ONU Boutros Boutros Ghali, el genocidio ruandés habría sido obra de EEUU y el Reino Unido. Boutros Boutros Ghali comprobó como estas potencias boicotearon sistemáticamente cualquier intervención de la comunidad internacional para detener el genocidio.
Paradójicamente, Estados Unidos ofreció recompensas de hasta US$5 millones para por la captura de los instigadores del genocidio, que se habrían escondido en varios países africanos.
Hasta hoy se sabe de grupos de soldados Hutus que deambulan ocultos por las selvas de la triple frontera entre el Congo, Ruanda y Uganda. Y es bajo este pretexto que se han llevado a cabo matanzas de cientos de miles de hutus, ruandeses y de millones de congoleños.
La matanza de Tingi Tingi, en el interior del antiguo Zaire, es una de ellas. Cerca de 300 mil refugiados hutus fueron bombardeados, con la excusa de que entre ellos se escondían supuestos genocidas.
La ONU estaría ocultado los informes que demuestran que los antiguos presidentes de Ruanda y Burundi, fueron asesinados por el actual presidente Paul Kagame, hombre fuerte de EEUU. El informe Hourigan rebeló que el supuesto libertador fue quien había desencadenado el genocidio.
Los Recursos Minerales.
El interés por los recursos minerales habría sido la clave del conflicto. El 80% del coltan, utilizado en la fabricación de teléfonos móviles, GPS, consolas de video juego y televisiones de plasma, entre otros, yace en esa región. También hay importantes yacimientos de tungsteno, casiterita, cobre, cobalto utilizados en la indrustia armamentista, así como los infaltables uranio, diamantes y oro. Por otra parte, en su selva tropical, la más importante del mundo luego de la Amazonía, está el agua del Congo y de las fuentes del Nilo, el actual recurso más codiciado.
Juicios en Ruanda.
Theoneste Bagosora, condenado a cadena perpetua por el genocidio de 1994 en Ruanda
Los militares con menor rango de jerarquía están siendo juzgados en Ruanda. Sin embargo, por el modo en que el genocidio sucedió, resulta difícil determinar las participaciones. Se arrestó a 120.000 personas, dejando las cárceles ruandesas a punto de reventar.
El gobierno ruandés determinó que podría llevar hasta 100 años juzgar a todos estos arrestados, por lo que a principios de 2004 dejó en libertad a cerca de 20.000.
Estas personas liberadas estaban acusadas de crímenes menores, se habían declarado culpables y ya habían estado esperando a ser juzgados durante más tiempo de lo que les correspondería, en caso de que hubieran sido condenados. Pero aún así los grupos de supervivientes del genocidio estaban furiosos.
Unos 5.000 han vuelto a ser arrestados, tras ser acusados de crímenes más graves.
Se han llevado a cabo juicios masivos. En el mayor celebrado hasta ahora, 105 personas fueron condenadas y 37 absueltas. El gobierno ruandés también introdujo juicios tradicionales, llamados “Gacaca”, en los que los ancianos de los pueblos se reúnen para resolver disputas. Los sospechosos van a los pueblos donde supuestamente cometieron los crímenes y son increpados directamente por los acusadores.
Estos juicios no están supervisados por jueces preparados legalmente, pero la población local los respeta por su integridad.
http://misosoafrica.wordpress.com/2011/11/11/ruanda-el-genocidio-que-la-onu-no-impidio/
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