SECUESTRADOR DE CLEVELAND: UN SIMPÁTICO CHÓFER

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 Sus familiares aseguran que era “amable”. Sus vecinos que era “un tipo normal”. Pero poco más se conoce de Ariel Castro, el propietario de la casa de Cleveland (Ohio) en la que la policía afirma que permanecieron cautivas, durante 10 años, las jóvenes Amanda Berry, Gina DeJesus, y Michele Knight, y que este lunes fueron encontradas sanas y salvas. Los detenidos son Castro, de 52 años, y sus hermanos Pedro, de 54 años y Oneil, de 50, ha confirmado la Policía de Cleveland. A los tres se los relaciona con el secuestro de las chicas.



“Tenemos al hombre correcto bajo custodia”, ha asegurado el subjefe de la Policía de Cleveland, Ed Tomba, en una rueda de prensa este martes. Los vecinos de Castro, sin embargo, nunca imaginaron que en la vivienda que este adquirió en 1992, en el 2207 de la Avenida Seymour, una modesta casa de dos plantas, se encontraban ocultas tres adolescentes y a una niña pequeña. “Me da vergüenza que ni yo ni nadie del vecindario nos hubiéramos percatado de nada”, ha reconocido a los medios locales, Juan Pérez, un joven de 27 años que ha crecido a dos manzanas de donde residía Castro y con quien solía jugar de pequeño y conversar más adelante.

stro, de origen portorriqueño, es un antiguo conductor de autobuses escolares de Cleveland. Aunque siempre hizo su trabajo de forma "excelente", según la empresa, se le abrieron expedientes varias veces, una de ellas por llamar "puta" a una estudiante y dejarla sola en el autobús. Después de estos incidentes, fue despedido en en noviembre.

Su tío, Julio Castro, asegura que su sobrino era bajista en varias bandas y que solía tocar en un club que perteneció al tío de DeJesus. En su perfil de Facebook, Castro señala que formaba parte del Grupo Fuego, "una banda de merengue y música tropical", si bien sus componentes se han apresurado a puntualizar que aquel solo tocó con ellos en dos ocasiones en 2008. Ariel es el único de los tres hermanos detenidos que residía en la casa donde hallaron a las jóvenes.

Pérez describe a Castro como un hombre “carismático” al que le gustaba bromear con los chicos del barrio, llevándoles en su bicicleta. Charles Ramsey, el hombre que ayudó a huir de la casa a Berry, asegura que su vecino era “un tipo normal, una buena persona”. Ramsey aseguró a los medios de comunicación el lunes por la tarde que a menudo había celebrado barbacoas con Castro en su residencia y que nunca sospechó que pudiera tener encerradas a tres personas. “Salía de su casa, jugaba con los perros, se ocupaba por mantener a punto sus coches y su moto y volvía a entrar. Nada raro”, reconoció.




Castro está divorciado hace años y los vecinos nunca lo volvieron a ver acompañado de una mujer. De repente empezó a pasear por el barrio popular de Cleveland con una niña de 6 años que presentaba como la hija de su novia, según Reuters. Todo el mundo creía que vivía solo, pero a la hora de comer llevaba a casa suficientes bolsas de comida rápida para alimentar a varias personas.


Tras descubrirse que la vivienda de su vecino servía de cárcel a tres adolescentes, algunos de sus vecinos comienzan a percatarse de ciertas costumbres de Castro que, antes, les habían pasado desapercibidas. Jannette Gómez ha asegurado a la prensa local que aquel solía aparcar su motocicleta y su camioneta roja en la parte trasera de la casa, cerraba la valla y entraba por la puerta de atrás, casi nunca por la principal. “A veces encendía la luz del porche, pero la casa siempre estaba a oscuras. Las persianas siempre estaban cerradas y al menos una de las ventanas estaba tapada con un panel”, recuerda.

Castro no era un desconocido para la policía. De los informes policiales y judiciales sobre él, se concluye que era un hombre irascible que luchaba por controlar su temperamento. En 1993, fue acusado de violencia doméstica, pero el juez decidió no procesarlo. Su exmujer, ya fallecida, tenía la custodia de sus hijos, aunque su abogado, Robert Ferrei, ha asegurado a The Plain Dealer que, en ocasiones, obligaba a sus hijas a estar alejadas de su madre. En 1996, Castro fue demandado por lanzar una valla contra uno de sus vecinos.

El alcalde de Cleveland, Frank Jackson, ha señalado este martes en rueda de prensa que los agentes contactaron con Castro en dos ocasiones, ninguna relacionada con el secuestro de las tres jóvenes y ninguna directamente en su vivienda de la Avenida Seymour. La primera, en 2000, fue a requerimiento del propio Castro, que llamó a la policía para denunciar una pelea en el vecindario. La segunda, en 2004, para preguntarle por un incidente en el autobús escolar que conducía en el que, al parecer, dejó olvidado a un niño. Los agentes llamaron a la puerta, pero nadie contestó.

En su perfil de Facebook, Castro señala que tiene cinco nietos y tres hijos. Uno de ellos, llegó a publicar un artículo sobre la desaparición de DeJesus, mientras trabajaba como becario de un periódico. Respecto de sus otros dos hermanos, su tío ha indicado a la cadena de televisión CNN que los conocía bien. “Les gustaba beber mucho, pero no sé si seguían haciéndolo ahora. Pero Ariel nunca fue un gran bebedor”, ha indicado.


http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/05/07/actualidad/1367928125_708055.html

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